Recientes investigaciones realizadas por el Telethon Institute for Child Health and Research han relacionado el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) con la mala alimentación de niños y adolescentes.
Y es que detrás de dietas ricas en alimentos altamente procesados, con fritos, azúcares y demás, se encuentran jóvenes ansiosos, irritables y cansados.
La ecuación es sencilla: un niño con intolerancias alimentarias no diagnosticadas suele estar alterado, irritable e inquieto. Si a ello le sumamos que no ha descansado bien por una cena inadecuada, el día empezará mal. Está agotado, no quiere vestirse y mucho menos ir al cole. ¿Quién querría? La lucha con los padres está garantizada y a ella le sigue la guerra en el aula. Le duele la tripa, se encuentra mal, tiene sueño, pero no sabe expresarlo y el profesor todo lo que le dice es que tiene que estar quieto en su sitio, atendiendo en clase. ¿Cómo se puede estudiar y jugar así?
Sin duda, nadie quiere que sus hijos pasen por semejante sufrimiento. Por ello es importante vigilar bien lo que comen y cómo les sienta. A veces, ni ellos mismos son conscientes de lo que les pasa y las señales pueden ser mal interpretadas. Por eso hay que estar muy atentos
¿Qué alimentos cuelen provocar intolerancia?
- Lácteos
- Trigo
- Frutos secos
- Huevos
- Legumbres
- Levadura
¿Cuáles son los síntomas más habituales?
- Diarrea
- Estreñimiento
- Distensión abdominal o gases
- Eccemas y urticarias
- Rinitis y similares
- Dolores de cabeza
- Problemas de sueño
- Alteraciones de la atención, irritabilidad y cambios de humor.
Teniendo en cuenta estos alimentos y síntomas, ya tenemos una primera herramienta a mano para controlar la concentración y atención de los más pequeños de la casa. Ser niño no siempre es fácil pero, ¿por qué no ayudarles un poco a través de la comida? Su rendimiento escolar puede mejorar y su calidad de vida también así que no lo dudes y ¡vigila lo que les das de comer!