
Cuando estos reflejos están presentes más allá de la etapa que les corresponde, se convierten en respuestas “aberrantes” que pueden causar trastornos en el movimiento.
La lateralidad es la expresión de la distribución de las funciones entre los dos hemisferios pero el desarrollo y la función del cerebro son interdependientes del sistema motor y de las vías sensoriales de las que se nutre.
Es necesario establecer un diagnóstico y en los casos en los que estén comprometidas estructuras anatómicas, motrices o sensoriales (alteraciones osteopáticas, cuadros de hipotonía, alteraciones de visión y audición…) contar con la participación de otros especialistas para tomar una decisión responsable.