Un error no se convierte en verdad por el hecho de que todo el mundo lo crea. Con esta frase de Gandhi comienza el nuevo libro “Estrabismo y Ojo Vago. Mitos, leyendas y verdades” de Pilar Vergara y resume muy bien el fin de esta publicación. Compartir los últimos conocimientos en el campo de las ciencias de la visión y mostrar a padres y profesionales los tratamientos novedosos y más efectivos para tratar la ambliopía y el estrabismo.
Con un lenguaje ameno y sencillo de entender, a pesar de la complejidad de la materia, y cargado de emotivas historias de pacientes que gracias a estas innovadoras terapias su vida dio un giro de 180 grados, el libro pretende desmontar viejas creencias y hacer ver que el parche y la cirugía no son ni la mejor opción, ni la más efectiva de tratamiento en la ambliopía y estrabismo y que existen mejores métodos, menos invasivos, y con resultados avalados científicamente y clínicamente.
Esta albaceteña es una de las optometristas comportamentales más destacadas a nivel nacional e internacional. Además, es secretaria y socia fundadora de SIODEC. El pasado mes de septiembre fue galardonada con el prestigioso premio internacional Bastien -que otorga la Optometric Extension Program de U.S.A- en reconocimiento a los 25 años de su carrera profesional, expandiendo la Optometría de forma internacional.
La pasión y la vocación por su profesión se ve a simple vista en su día a día y queda reflejada a través del cariño que denota su voz al hablar de su trabajo y de su mentor, el doctor Robert Sanet, quién ha sido un gran apoyo para la realización de este libro y a lo largo de toda su carrera profesional.
Pocos entrevistados me han transmitido como ella la importancia de su quehacer de un modo tan sincero y comprometido. Quizá estos valores -cercanía, entusiasmo y grandes dotes comunicativas- sean su arma más poderosa para conseguir su objetivo: divulgar y concienciar a la población de los beneficios y bondades de la optometría comportamental en todo el mundo.
¿Qué es un optometrista comportamental y qué os diferencia de los ópticos optometristas convencionales?
Es la ciencia encargada de detectar, prevenir y tratar problemas visuales relacionados con la eficacia y el rendimiento visual, además del procesamiento de la información visual.
Para ello hay que realizar una evaluación visual que va mucho más allá de la agudeza visual y del error refractivo. Es analizar cómo la persona utiliza su visión en su vida, de una forma mucho más global.
Para tratar los problemas disponemos de diferentes herramientas de trabajo como lentes de rendimiento para cerca, Terapia Optométrica sintónica y Terapia visual, entre otros. La optometría comportamental también recibe otros nombres como neuroptometría, optometría del desarrollo, optometría de rehabilitación y optometría cognitiva.
– Entonces es como si reentrenarais el cerebro con la mirada?
Sí, reentrenamos cerebros a través del sistema visual. La ventaja que tenemos es que científicamente se ha comprobado que el sistema visual está por todo el cerebro.
Estamos trabajando prácticamente en todo el cerebro. Por eso se producen cambios espectaculares ya que la visión está interconectada con la mayoría de éste. Si tú lo abres e intentas no tocar una área visual, vas a estar en apuros. Lo que pasa es que estamos hablando de un concepto de visión muy distinto al que conoce la mayor parte de la gente, que es “veo claro o veo borroso”.
Nuestro modelo de visión se sale mucho del modelo convencional y está enfocado a la neurociencia. Cuando más estudio la visión, más impresionada me quedo de cómo estamos hechos porque somos seres visuales. Me siento muy afortunada de tener una profesión que puede ayudar de una forma tan extensa a muchos tipos de problemas.
– A pesar de la juventud de la optometría comportamental… ¿Por qué es una gran desconocida en España si esta joven disciplina tiene más de 40 años?
Esto no pasa solo en España. Es a nivel mundial. La optometría comportamental nace en Estados Unidos de la mano del doctor Skeffington y tiene su explosión en los años 50 y 60. Y sin embargo, en EEUU es tan desconocida como aquí.
La gente que la conoce en EEUU está en proporción a sus habitantes y el número de profesionales es bajo. Y el número de optometristas comportamentales en comparación con los optometristas convencionales también es mucho menor.
– ¿Por qué hay reticencias para que esta disciplina esté más extendida?
Hay muchos factores. El primero es que nosotros no somos médicos. Al estar fuera de la medicina parece que no tenemos la misma validez en nuestros los trabajos, estudios o terapias que si fuéramos médicos.
Hablo en líneas generales, muchos oftalmólogos están encantados de trabajar con nosotros, pero tradicionalmente esta situación es así. Como gremio, siempre ha habido esta rivalidad entre óptico y oftalmólogo, como ocurre entre el psicológico y el psiquiatra. Bajo mi punto de vista, muchos oftalmólogos tienen cierta desconocimiento de lo que hacemos y estudiamos los optometristas comportamentales.
Por otro lado, exige una formación muchísimo más amplia que no acaba nunca. Y no todo el mundo está dispuesto a estar toda su vida estudiando, gastándose mucho dinero, y estar viajando de un congreso a otro sin parar.
Mucha gente lo que quiere es ganar dinero lo antes posible y tener una vida más cómoda. Y si eliges la rama comportamental, eso no lo vas a encontrar. Ni es la forma de ganar más dinero ni de quitarte problemas porque siempre tienes que estar estudiando. Es una rama que necesita tener mucha vocación.
– ¿Qué retos tiene la sociedad para cambiar esta situación?
El handicap que tenemos es no ser médico. Otro problema que tenemos es que en España el óptico siempre ha sido un vendedor de gafas y todos sus servicios han sido gratuitos. Y desligar esa idea de la calle, que el óptico solo quiere venderte una gafa, es complejo. Y nos siguen metiendo a todos en el mismo saco, con todos mis respetos a mis compañeros de profesión.
Por eso me dedico a la divulgación porque lo que encuentro día a día es mucha falta de información en la sociedad. Además de optometrista, soy madre y me da mucha pena que los padres no tengan la libertad de poder escoger el tratamiento de sus hijos por desconocimiento.
– Como secretaria de SIODEC, estará ya preparando el próximo congreso que se celebra en mayo en Gijón, ¿cuántos miembros tiene la sociedad? ¿Cuántos optometristas comportamentales hay aproximadamente en España?
En SIODEC somos más de 400 miembros -entre los nacionales y los internacionales- pero eso no quiere decir que no haya más profesionales que no estén en la formación, o viceversa. En los últimos diez años el doctor Robert Sanet ( mi mentor) y yo hemos formado a más de 200 optometristas en esta disciplina, aunque sólo hemos puesto los cimientos, luego hay que seguir trabajando y formándose.
FORMACIÓN EN BRASIL Y EN ESPAÑA
– En Latinoamérica hay mucha actividad en redes sociales dentro del sector ¿Cuál es la situación de la optometría comportamental allí? ¿Está más desarrollada la optometría?
No. Me ha costado mucho entenderla. Por ejemplo en Brasil, y en otros países me consta que también, la carrera de Optometría no es oficial y las universidades son privadas. Tienen muchísimos problemas para poder ejercer pero tienen muchas ganas y están haciendo mucha fuerza para cambiar esta situación. En muchos países la optometría ni siquiera existe.
Sin embargo, en Colombia, creo que por la influencia de Estados Unidos, siempre ha sido un país muy fuerte a nivel de optometría. Es una carrera que da un servicio social importantísimo y no sé porqué no está implantada en más países.
– Desarrolla con el doctor Sanet formación a un lado y al otro del océano ¿Por qué escogieron Brasil para impartir cursos de optometría comportamental?
Porque tuvimos un alumno de Brasil y cuando volvió a su país pensó que era idóneo implantar allí la optometría comportamental y me convenció para este proyecto.
En Brasil hay mucho tema médico. Es una guerra política y están intentado luchar con todas sus fuerzas y yo les apoyo al 100%. Para el congreso de Gijón vienen más de 20 brasileños porque quieren recibir formación para aprender y ayudar a la población a mejorar su salud visual. Es un país que tiene 200 millones de habitantes y toda el apoyo es poco.
– El libro es una mezcla de referencias científicas pero lo que más emociona son los testimonios de personas que han tenido estrabismo o ambliopía. ¿Con qué recuerdo se queda?
Me quedo con el caso de Miguel. Vino cuando tenía seis años con un estrabismo fortísimo, de aparición repentina, y visión doble. Me quedo con este caso porque fracasamos en el primer intento de hacerle terapia. No conseguimos solucionarlo pero sus padres confiaron en todo lo que yo le expliqué y se volvió a retomar la terapia con 13 años y el resultado fue increíble.Es un caso que siempre me ha tocado mucho el corazón porque siempre he tenido mucho trato con la familia.
Lo que también me gusta de este caso es que muestra que la Terapia tampoco es algo que funcione siempre a las mil maravillas. Son muchos los factores para que el tratamiento funcione, como en cualquier otra disciplina, no soy una persona que me guste fantasear, lo que cuento es la verdad.
– El libro es una critica de mitos y creencias arraigadas en la sociedad pero a la vez es un canto a la esperanza a problemas visuales como el estrabismo y el ojo vago. ¿Dónde tienen que dirigirse para encontrar información y optometristas comportamentales?
A la Sociedad Internacional del Desarrollo y del Comportamiento (SIODEC) en España y en esa misma página hay otros enlaces de otros países.
– Por las historias que cuenta, no solo es un problema de visión sino un problema de vida.
Yo empecé en esta disciplina porque mi hermana pequeña tenía ambliopía con problemas de aprendizaje y fracaso escolar. Entonces, ya siendo optometrista empecé a investigar para poder ayudarla hasta que conocí al doctor Sanet y me enseñó lo que era la optometría comportamental. Mi hermana sufrió mucho, al igual que toda la familia, y las gafas no eran suficiente porque el problema era mucho más complejo, en su caso ella tenía una ambliopía.
¿Sabes? Los problemas visuales son mucho más frecuentes de lo que la gente puede imaginar en toda su vida. Cuando hablamos de problemas visuales no hablamos de ver borroso o claro. Estamos hablando de algo mucho más amplio.
– Porque ver es un proceso de aprendizaje.
Escribiendo el libro he aprendido mucho, cosas muy profundas, como qué es la visión binocular. He entendido que un cerebro binocular no funciona como un cerebro monocular. Porque no son los ojos, es el cerebro.
– Por eso hablas en tu libro que la suma de la visión de los dos ojos es mucho más que dos.
El sumatorio de los dos ojos no es el doble de información, es mucho más. El cerebro trabaja diferente cuando utilizas los dos ojos, ya que tu cerebro procesa la información muchísimo más rápido. Es como si fuera un ordenador.
Estamos hablando de un concepto neurológico frente a un concepto ocular. Con el estrabismo y el ojo vago se tiene un concepto puramente ocular donde se da importancia a la agudeza visual y como mucho a la visión en 3D. Lo que he descubierto estudiando, y me ha parecido fascinante, es que estamos hablando de un cerebro binocular o uno monocular y funciona de forma muy diferente. Una persona con un cerebro binocular está a años luz de su potencial que si tuviera un cerebro binocular.
– Tras cuatro años dedicados a escribir este libro, ¿se ha dejado algo en el tintero? ¿Añadiría algo más?
Muchas cosas, pero especialmente una. Yo digo en el libro que el parche no debería ser la opción más elegida porque no es la mejor opción, está obsoleto y debe ser reemplazado pon métodos actualizados y más eficientes.
Ahora han salido investigaciones de afirman que el parche es dañino y perjudica para restablecer el equilibrio binocular. Ya no solo hablamos de que el parche sea el método más eficiente, sino que las nuevas investigaciones dicen que incluso es una interferencia para poder recuperar la vista.
– ¿Hay límite de edad para tratar el estrabismo?
No hay límite de edad para tratarlo y se puede desarrollar en la edad adulta. Lógicamente, cuánto antes lo trates, mejor. La clave es la motivación y ponerte en manos de un buen profesional. Eso sí, no todos los optometristas comportamentales tratan el estrabismo y la ambliopía ya que existen muchas especialidades.
– ¿El componente motivacional es importante en las terapias?
No es importante. Es crucial porque requiere mucha práctica en casa. Hay gente que fracasa porque no sigue las terapias. Se puede tratar con éxito a un paciente con estrabismo y ambliopía a cualquier edad.
– ¿Desde cuando se puede evaluar la visión de una persona?
Se puede evaluar la visión desde que nace, aunque solemos recomendar el primer examen a los seis meses. Debería ser obligatorio que todos los niños pasasen un examen visual antes del año de vida para detectar cualquier tipo de problema lo antes posible. Este tipo de exámenes deberían ser realizados por un especialista en visión binocular infantil.
Y a los 2 años y a los cinco años hacer otra revisión completa – antes de que el niño empiece en el colegio con la lectoescritura- para asegurarnos que tienen las habilidades visuales requeridas para el aprendizaje.
– ¿Cómo podemos detectar el estrabismo y la ambliopía?
Solo se puede detectar pasando los exámenes visuales porque una ambliopía no se puede ver de otra forma. Y un estrabismo, hasta que es evidente, hay muchos ángulos que no se ven específicamente.
– ¿Cuál es tu visión profesional? ¿El motivo por el que luchas día a día?
Dar a conocer y difundir estos conocimientos a la población y formar a otros profesionales para que desarrollen esta disciplina, ya que así podemos ayudar a mucha más gente que si solo estoy en mi consulta. Mi mentor americano, Robert Sanet, dice que quiere cambiar un millón de vidas y yo estoy de acuerdo con él.
Fuente: www.optisoop.com