Cuando damos un abrazo a nuestro hijo, a parte de activar un componente emocional, hacemos que se desarrolle uno de los sentidos más relevantes a posteriori en su vida: la propiocepción. ¿Qué es la propiocepción? Es un sentido compuesto, es decir, depende de la estimulación del resto de sentidos. Su función es indicarnos en todo momento dónde están todas las partes de nuestro cuerpo (nos coloca en el espacio) para realizar ajustes en la postura corporal si fuese necesario, ya sea de manera consciente o inconsciente. Los propioceptores se encuentran por todo el cuerpo y la información que captan se reúne con la información procedente del sistema visual, auditivo, táctil… y se procesa en el sistema vestibular, donde se mandará la orden de modificar la posición para ajustar la motricidad…