El curso escolar ya está en marcha y con él van creciendo las habilidades que nuestros hijos van adquiriendo. Si tenemos un hijo que ronde los seis años de edad, lo más probable es que la lectura sea el aprendizaje que le ocupe la mayor parte de su tiempo. Es a partir de esta edad, de los 6-7años cuando nuestros hijos deben tener las herramientas suficientes para poder leer adecuadamente. Para realizar esta tarea se requiere un nivel cognitivo muy elevado, ya que en ella intervienen la atención, la convergencia, los movimientos oculares, el enfoque, la discriminación visual… Por ello nuestros hijos necesitan practicar hasta llegar hacerlo de una forma automática.
¿Pero qué ocurre si alguna de estas habilidades no funciona como deberían?
Cuando el cerebro no es capaz de coordinar todas estas habilidades porque una de ellas consume demasiados “recursos” el niño comienza a presentar dificultades en la lectura. Es decir, si necesitamos esforzarnos más de lo normal en centrar nuestra atención, es posible que parte de la energía que debemos dedicar a enfocar nuestros ojos.
Por ejemplo, es frecuente encontrarnos pacientes que se saltan los renglones o incluso tienen que hacer regresiones porque se han perdido en el texto. Esto es debido a que los movimientos oculares sacádicos no trabajan eficientemente.
¿Qué son los movimientos sacádicos?
Son movimientos oculares voluntarios y muy rápidos que nos permiten pasar a mirar de un punto “A” a un punto “B” directamente, sin hacer paradas o seguir un objeto. Cuando hemos terminado de leer una línea y pasamos a la siguiente es gracias a estos movimientos.
Aunque son movimientos oculares la orden de su ejecución se encuentra en el cerebro, en el lóbulo frontal principalmente, que además es el encargado de la atención. En consulta es bastante común encontrarnos pacientes con dificultades de atención y cuyos movimientos sacádicos no trabajan bien.
Cabe esperar que los niños que no pueden utilizar correctamente estos movimientos presenten problemas no solo en la lectura, sino también en la comprensión lectora y el aprendizaje, ya que será menos eficaz y requerirá de más tiempo de estudio para obtener resultados óptimos.
Cuando los sacádicos trabajan de forma muy pobre pueden presentarse además otros síntomas como:
- Mover la cabeza al leer o escribir.
- Utilizar el dedo como marcador para no perder la línea.
- Saltar los renglones al leer.
- Inversión/omisión de letras o palabras: ocurre si los ojos no vuelven al punto por donde iba leyendo.
- Baja comprensión lectora: su cerebro presta tanta atención a los movimientos sacádicos que es incapaz de utilizar coordinadamente el resto de habilidades para llegar a una conclusión final.
- Dificultades en leer en voz alta: El niño puede sentir frustración y poca motivación que le lleven a no querer leer en voz alta.
- Baja capacidad para visualizar con imágenes aquello que lee.
¿Qué podemos hacer?
Como hemos comentado anteriormente, los movimientos sacádicos son el resultado de una orden cerebral, por ello, cuando no funcionan adecuadamente, se realiza un programa personalizado de entrenamiento visual que coordine y automatice estos movimientos hasta poder integrarlos con la cognición y con el resto de los sistemas ( vestibular, auditivo …).
En MiraDA, trabajamos con la terapia visual, una herramienta neurológica muy eficaz para rehabilitar y equilibrar las habilidades visuales que interfieren en nuestro aprendizaje. Gracias a ella conseguimos que nuestros pacientes formen un equipo de trabajo, basado en el esfuerzo, la complicidad y el compromiso obteniendo muy buenos resultados fruto de esta confianza mutua.