La Gaceta de Optometría y Óptica Oftálmica ha publicado recientemente un artículo tremendamente interesante en el que se afirma que el control de la ambliopía es clave para poder mejorar el rendimiento escolar y el rendimiento en las actividades infantiles. Desde MiraDA, firmes defensores de la educación visual para el óptimo desarrollo de todas nuestras capacidades, hemos querido hacer referencia a este artículo y retomar algunas de sus afirmaciones más interesantes.
Como ya sabemos, la detección precoz y el trabajo conjunto de padres, educadores y profesionales es fundamental para corregir cualquier problema visual. La ambliopía no es una excepción. Alrededor del 4% de la población sufre esta patología que puede ser reversible con trabajo constante.
Según informa la Gaceta en el citado artículo, la vuelta al cole es la vuelta a la rutina pero también “puede significar el comienzo de algunos problemas de rendimiento escolar y dificultades de aprendizaje”. Oír frases como: “es un niño despistado, no le gusta la escuela, tiene poco tiempo para estudiar,… Son algunos de los argumentos externos que pueden esgrimir algunos padres”. Pero lo cierto es que están siendo testigos de cómo tener una buena salud visual es, en muchas ocasiones, un factor decisivo que determina el éxito o el fracaso escolar. Según informan, “en España se calcula que el 30% de los casos de fracaso escolar están relacionados con alteraciones de la visión no diagnosticadas”.
Pero, ¿qué es la ambliopía?
“La ambliopía es la pérdida de función visual (ya sea agudeza visual, binocularidad, sensibilidad al contraste, percepción etc.) potencialmente reversible que resulta de la estimulación anormal o inadecuada del sistema visual durante un periodo crítico del desarrollo temprano”, asegura Teyma Valero, óptico-optometrista especializada en investigación y optometría clínica, quien detalla en el artículo de La Gaceta de Optometría y Óptica Oftálmica que “la ambliopía ocurre por una interacción inocular anómala y/o emborronamiento de la imagen retiniana o ambas. La degradación de la imagen y la posterior supresión central que conduce a la ambliopía es el resultado de uno de los tres siguientes procesos: estrabismo, anisometropía, y deprivación. Por lo tanto, la ambliopía nunca ocurre espontáneamente”.
De hecho, dependiendo de su causa o del momento de instauración, la ambliopía puede ser moderada o severa atendiciendo a su nivel de agudeza visual. Se distinguen tres tipos de ambliopía:
Refractiva: Dentro de este grupo encontramos a su vez:
- Una ambliopía anisométrica, cuando existe un error refractivo significativo en un ojo que provoca una diferencia de las imágenes retinianas en nitidez, tamaño y contraste. Esta diferencia dificulta el correcto desarrollo de la agudeza visual del ojo con mayor ametropía. En este caso, las agudezas visuales suelen ser mayores a 0.25.
- Una ambliopía isometrópica se da en casos de error refractivo significativo, bilateral que ocurre en los primeros 7 años de vida. Afortunadamente, suelen ser ambliopías leves con agudezas visuales comprendidas entre 0.3 y 0.8 con supresión mínima y esta suele mejorar tras la utilización de la corrección adecuada durante 3-6 meses. Raramente aparece un estrabismo secundario a la ambliopía.
Estrábica. Tal y como afirma el artículo de la Gaceta Optométrica, “La regla de oro es que la ambliopía estrábica sólo aparece en estrabismos unilaterales y constantes tanto en lejos como en cerca en niños menores de 7 años”. Este tipo de alteración aparece como consecuencia de la supresión o inhibición cortical constante (para evitar diplopía y confusión) de las imágenes que provienen del ojo desviado” explica la experta, Valera.
También puede darse el caso de que la ambliopía surja como consecuencia de una falta de transparencia de los distintos medios oculares en el nacimiento o a muy corta edad. Es habitual que en la época de máxima plasticidad visual, la degradación de la imagen sea severa y, si es unilateral, que se produzca la interrupción de la interacción binocular. “La edad a la que el niño se expone a dichas circunstancias es el factor más importante para el desarrollo de la ambliopía” advierte el artículo, que también anuncia que “el pronóstico en la recuperación visual depende del tratamiento precoz de las condiciones ambliogénicas y del periodo sensible para el desarrollo de la ambliopía que puede no ser el mismo que el periodo sensible para tratarla”.
Pero, ¿puede afectar este problema visual al desarrollo intelectual y escolar de un niño?
Rotundamente, sí. La Gaceta de Optometría y Óptica Oftálmica nos explica que “la ambliopía es un síndrome que compromete a la visión y los niños que la padecen no solo tiene una pérdida de agudeza visual si no que presentan alteraciones en la función binocular y otras disfunciones visuales como distorsión espacial, fijación inestable, pobre habilidad en seguimientos, sensibilidad al contraste reducida y respuesta acomodativa imprecisa”. Todo ello se traduce en problemas de lectoescritura, de atención, de comprensión oral, etc. Dicho en palabras de Teyma Valero, “Debemos tener en cuenta que detrás de muchos niños diagnosticados de dislexia, déficit de atención o problema de aprendizaje, hay una ambliopía no detectada. De hecho, con la misma agudeza visual que un no ambliope, un niño lee de forma significativamente más lenta y esto afecta considerablemente el proceso de aprendizaje de los escolares” aseguró.
El citado artículo en el que hoy basamos nuestra entrada también hace referencia a un interesante estudio desarrollado por el National Eye Institute donde se determinó que la ambliopía es la mayor de las causas de pérdida de visión monocular entre los 20 y los 70 años. Según esta afirmación, el problema es grave ya que los ambliopes tienen doble riesgo de discapacidad visual bilateral, problema que se agravado por la pérdida de visión del mejor ojo en la edad adulta.
Los expertos afirman que se puede vivir una vida plena sin visión binocular pero para sacar el máximo potencial de cada uno lo ideal es tener desarrollada la visión estereoscópica. Es esta habilidad la que nos permitirá localizar los objetos en el espacio o calcular las distancias algo fundamental en los juegos y deportes que practican los niños y en la conducción, por ejemplo.
La ambliopía puede corregirse. El tratamiento es efectivo pero la ausencia del mismo puede tener consecuencias para el futuro del que lo padece. Si hemos hablado de no localizar objetos en el espacio o de no calcular correctamente distancias, ¿cómo sería posible desarrollar trabajos de policía, piloto, cirujano o bombero con una función binocular imprecisa?
Detección y tratamiento
Para evitar posibles problemas cognitivos, de aprendizaje e incluso sociales, la detección precoz y el tratamiento a tiempo resultan decisivos. Solo así se podrán recuperar, adquirir y mejorar las habilidades visuales lo antes posible y evitar que una ambliopía infantil se convierta en un síndrome que comprometa la visión del paciente en un futuro.
Por ello, es altamente recomendable que todos los niños se sometan a un examen visual completo antes de los cuatro años ya que los estrabismos de bajo ángulo suelen ser difícilmente percibidos. Aun así, podemos estar alerta a los síntomas que nos indica que algo no marcha bien:
- Frotarse los ojos
- Dolores de cabeza tras un esfuerzo de cerca
- Visión borrosa o doble de cerca
- Baja comprensión lectora
- Mala coordinación ojo-mano
- Acercarse demasiado cuando realizan tareas de cerca
- Bajo rendimiento escolar
- Observación de alguna desviación ocular en cualquier distancia.
Con el tratamiento adecuado y un trabajo conjunto de padres, educadores y pacientes se mejorará progresivamente la agudeza visual, la binocularidad y se disminuirá la probabilidad de discapacidad si hay una pérdida de visión en el otro ojo en la edad adulta.
Entre los tratamientos más habituales son:
- La corrección del error refractivo
- Penalización del ojo no ambliope con parches
- Uso de filtros o gotas que paralizan la acomodación
- Terapia visual
Los tres pilares básicos en los que se debe basar el tratamiento de la ambliopía son:
- Proporcionar la mejor corrección que permita el desarrollo adecuado del sistema visual.
- Vigilar el cumplimiento del uso del parche, filtros o de la penalización farmacológica que sea prescrita
- Seguimiento de la terapia visual de forma personalizada y constante.
La innovación es el mejor aliado del paciente
“La tecnología es un buen aliado del óptico-optometrista para el diagnóstico y el tratamiento de la ambliopía infantil.” Las nuevas técnicas se están imponiendo en las consultas y con ellas se está ganando en precisión y eficacia en los tratamientos.
Según nos explican en La Gaceta de Optometría y Óptica Oftálmica, “Para mejorar el screening se ha desarrollado autorrefractores portátiles automáticos que incorporan un software que compara los valores de la medición con valores umbrales propios para la edad del niño. Se pueden utilizar a partir de los 6 meses del niño. Proporciona la refracción, diámetro de la pupila, y la simetría de los reflejos corneales”. Gracias a esta tecnología, la precisión en el diagnóstico es innegable, facilitándose además el registro de los movimientos oculares por ordenador lo que nos ayuda a medir las desviaciones oculares.
Otro ejemplo de este uso de la tecnología son las nuevas gafas electrónicas que obturan de manera intermitente la lente que está colocada sobre el ojo no ambliope. La obturación se realiza cientos de veces al día y durante breves intervalos de tiempo lo que hace que el ojo ambliope trabaje casi sin notarlo.
Los juegos interactivos por ordenador son otra de las innovaciones preferidas por los pacientes de terapia visual ya que estos programas permiten cubrir los tiempos de trabajo sin que los niños se aburran y con un control total de las habilidades que van adquiriendo. De cara al optometrista comportamental la ventaja es innegable, ya que puede tener un registro informatizado de la evolución de su paciente.
Como vemos, la mayoría de estas actividades tratan la ambliopía como un problema binocular, y no monocular como se hacía hasta hace poco. “Si el niño es tratado con oclusión completa, nos enfrentamos a una posible reducción de la visión binocular y estereópsis como efecto secundario; por ello, es importante utilizar el ojo ambliope cuando los dos ojos están abiertos”, detalla Teyma Valero en La Gaceta de Optometría y Óptica Oftálmica quien añade que en los últimos 20 años hay una explosión de estudios clínicos para evaluar el tratamiento de niños y adultos con ambliopía.
Desde MiraDA no queremos dejar pasar la ocasión para reiterar la labor que padres, educadores y ópticos-optometristas realizan en el diagnóstico y tratamiento de la ambliopía infantil. Fruto de una buena colaboración es posible acabar con los problemas de aprendizaje y adaptación de los menores.
Las revisiones periódicas y el trabajo constante serán la clave para evitar la pérdida de visión y con ello la perdida de oportunidades laborales futuras.
En MiraDA estamos a tu disposición para aclararte cualquier duda o pregunta. No lo dudes y contacta con nosotros para pedir ya tu cita. Ver bien es fundamental para pensar mejor.